lunes, 20 de febrero de 2012

Textos Online: “Sus ojos se cerraron”

Comentario preliminar
¿Qué sucede cuando los pasos de un ser querido ya no se escuchan, cuando el recuerdo, el amor y un puñado de fotos y facturas de luz son las más fehacientes pruebas de esa existencia que fue y ya no es? Leo Alegre esboza una aproximación a esas muertes ajenas tan propias que detienen el mundo sin detenerlo.



Por Leo Alegre


“Sus ojos se cerraron. Y el mundo sigue andando...” 
Carlos Gardel 

Alguien muere o desaparece. Un ser querido o mucho más. Esa noche el insomnio se vuelve insoportable y, al otro día, al despertar, algún indicio macabro nos demuestra que el mundo aún sigue ahí, sin derramar una lágrima. Dolidos y humillados, hubiéramos querido que los trenes cancelasen sus salidas y las modelos en los afiches vistieran de luto. Pero esa tristeza tan honda sólo habita de las paredes hacia adentro, y la soledad infecta el aire que respiramos a la hora del desayuno. Entre el sonido de la ducha y el aroma a café comprendemos que algo falta. El primer día después del dolor es, sin duda, la jugada mas arriesgada; los caminos a diario caminados se vuelven extranjeros y se extravía el sentido de cada actividad mucho antes de comenzarla. El ser amado ha partido y la piedra atada al cuello duplica su peso al borde del abismo. Si hasta los puentes, con sus poemas encadenados, temen una movida final. Bajan, esa noche, las estrellas preocupadas y el rostro de la luna acecha agazapada en lo mas profundo. En la orilla, junto al mar, queda el eco de un beso lejano y un verso tímido que no supimos escribir.

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